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Foto del escritorPedro Isla Carter

La resistencia a la terapia

¿Porqué nos cuesta tanto ir a terapia? Sin duda aún existe el tabú de que la terapia no sirve, que sólo funciona para gente con patologías graves, y demás. Ademas, los procesos psicoterapéuticos tienden a ser poco accesibles, lo cual los vuelve un privilegio que excluye de inicio a ciertas personas. Sin embargo, el espacio de psicoterapia cada vez se ha ido abriendo más para cualquier persona que considere que necesita mejorar aspectos de su experiencia psicológica, incluso sin que esté motivado necesariamente por el sufrimiento, sino por el deseo de crecer.


Aún así, hay gente que tiene los recursos económicos y considera la terapia un factor positivo, que le cuesta trabajo (incluso después de haber iniciado un proceso) acercarse o realmente ser constante en una psicoterapia.


Para empezar, ¿porqué cuesta tanto iniciar un proceso de psicoterapia? Como lo dice L. Cozolino (2002): “da miedo ir a terapia”. Es un hecho que ir a terapia genera miedo, pues implica un espacio de intimidad, que de alguna manera es disruptivo con nuestra forma de vida. Como lo mencionamos en la entrada de blog pasada: la terapia siempre implicará transformación. Y esta transformación es positiva, pero no por eso deja de ser intimidante. Es importante reconocer y aceptar esto para poder abrirnos a la posibilidad de que, a pesar de tenerle miedo, el proceso puede ser positivo y tener resultados agradables.





Sin embargo, una vez que se haya empezado el proceso no dejará de presentarse la resistencia. La resistencia se presenta al omitir aspectos importantes de nuestra vida en la terapia, “accidentalmente” olvidar una o varias sesiones, evitar compartir emociones importantes para el proceso, desviar el tema de conversación a algo trivial, y demás maneras. La resistencia durante la psicoterapia se presenta cuando estamos cerca de entrar en contacto con dolor emocional.


Cada persona tiene sus métodos preferidos para resistirse al proceso de terapia, y lo más importante a reconocer es que lo único a lo que se están resistiendo es a sí mismos: al sufrimiento que ya está presente en sus vidas pero que han elegido evitar. Y que es normal evitar ese sufrimiento, pues probablemente en ese momento no estaban preparados para procesarlo. Sin embargo, un espacio de psicoterapia es exactamente lo que nos prepara para integrar, reconocer y aprender de ese dolor a través de una relación segura, en la cual confiamos y somos capaces de abrirnos.





Referencias

Cozolino, L. (1999). Como ser un Terapeuta. Paidós: Nueva York, Estados Unidos.

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