De entrada, es importante entender que son dos formas diferentes de tomar frutas y verduras. Ambas son una mezcla de varios ingredientes, sin embargo, el método que se utiliza para hacerlos es lo que los hace diferente.
Un jugo es aquel que se hace con un extractor de jugo, el cual se encarga de separar todo el líquido de la fibra del alimento que se está exprimiendo. Esto implica que los nutrimentos que se encuentran en el jugo de las frutas y verduras entran mucho más rápido al torrente sanguíneo. Ahora, esto también aplica para la glucosa, sobre todo cuando estamos hablando de frutas. Esto puede causar picos de glucosa en sangre, lo cual puede ser contraproducente para pacientes con diabetes o resistencia a la insulina.
A diferencia de los jugos, un licuado está hecho con una licuadora, la cual ayuda a conservar todas las partes de las frutas y verduras. La parte más importante de los licuados es la fibra que se logra conservar, la cual es muy importante para el sistema digestivo, ayuda a controlar los picos de glucosa en sangre y ayuda a mantener niveles normales de colesterol, además de brindar más saciedad.
Ahora, al momento de decidir cuál sería mejor es importante saber que ingredientes usarías, en qué momento lo tomarías y cual es tu objetivo. En mi opinión, si planeas tomar un jugo hecho de verduras, no le veo problema ya que nos aportarían muchísimos nutrimentos. Si buscas una bebida que sepa rico y que acompañe tus desayunos, un jugo podría ser la opción. Sin embargo, si eres una persona con diabetes o eres muy sensible a la glucosa, sería mejor optar con un licuado que tenga solo una porción de fruta y más verduras. Un licuado lo podrías preparar como snack y te ayudaría a mantenerte saciada por más tiempo si le incluyes una porción de proteína como la leche.
Entonces, en realidad ninguno es mejor que el otro, todo depende de la persona, los ingredientes y el momento del día.
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